jueves, 14 de abril de 2011

Manuel Jesús Ferral Hernández


Manuel Jesús Ferral Hernández 

Es oriundo de Cd. Del Carmen, Campeche.




Soneto a mi cuerpo muerto

Tertulia es el festín de los gusanos
Que hieren con sus dientes en la noche,
Que hacen de mis carnes un derroche,
Una cena de ritos inhumanos.

La vida se me escapa de las manos
Con las larvas que comen sin reproche
Mientras yo como tímido fantoche
Busco en la oscuridad órganos sanos.

El brillo de mis ojos engalana
La entrada en el festín, eso es muy cierto,
La vil mediocridad de mi mañana.

Maldito corazón que yaces yerto
En la boca mordaz de una gusana:
¿Por qué quieres vivir si ya estás muerto? 





**Haikús**

Semilla fértil

Semilla fértil,
Hogaza de pan tibio,
Frágil y fuerte.



La hoja

Hoja desnuda.
Ventana de ala verde:
Belleza y vida.



Una caricia suave 

El aire gélido
Palabras me susurra.
Caricia suave.





Hormiga negra
  
Hormiga negra
Construye su futuro,
Grande refugio




El colibrí

El colibrí
Con sus pícaras alas
Corta su cielo.



Naturaleza

Que callen hombres,
Alcen su voz los montes.
¡Naturaleza!



Inspiración

Recuerda. Sueña;
Que el arroyo navega…
Escribe y crea.








Rocio

Es el rocío
Tristeza de los cielos:
Sòlo un sollozo.


Mi  escrito

Cae la lluvia,
Navegan mis sentidos.
Letras mojadas.



Las hojas secas

Las hojas secas
Reflejan su perfume
En la esperanza.


Tu libertad

El mar alcanza,
La libertad persigue,
Sé como el ave.





*******


Olas y serpientes
¡Olas, golpeen mis carnes
Con el látigo del viento!
Regocíjense en mi templanza,
Templanza hecha de ovillo
De blanca lana.
¡Serpientes! Acerquen su lengua bífida,
Beban mi lamento que mis ríos
Son más fuertes que el poder de su veneno.
Salgan de su escondrijo
Que muero en mis lagunas,
Arroyos de grana
Recorren el infinito de mis entrañas.
¿Acaso existe vida?
Qué más pueden golpear, olas,
Sino una masa deforme
Que sucumbe ante el placer del hastío;
Qué más pueden inyectar, serpientes,
Sino un letargo que nada puede hacer
Ante el cruel correr del tiempo.

¡Vengan olas y serpientes!
Regocíjense en mi cuerpo,
Porque de mi lluvia surgirán olas
Y del rayo que me destruye: veneno.
     



 La rueda panzona

Había una rueda que era panzona,                     
Esta cayó sobre una frágil lona,
La pobre tela rompió enseguida
Y como ella no era nada querida
Huyó de allí la canija sangrona





La vieja chimuela

Era una vez una vieja chimuela
Que se tragó una tremenda ciruela,
Una verde y larga  rama le salió
Y la pobre viejecita se espantó
Ahora será la burla de la escuela.



    

Mi  epitafio

Veo luz en oscuridad
Mis manos ciegas tocan el sol,
En la mansedumbre hallé mi casa…
Descanso…                                    



La mediocridad
Corre con el ulular de la mediocridad,
Salta con la imaginación a ciegas
Y púdrete en el laberinto de tus ideas




El espejo

El espejo es un mundo de cristal,
Reflejo de los dioses,
Agua cristalina de un lago durmiente
Donde se calman los ímpetus
De la vanidad.



Mi amada

Mi amada es la imagen viva de la rosa,
Es la Diosa de Venus que bajó del cielo,
Sus muslos son los cimientos
De una torre perfecta,
Su cadera cadenciosa
Asemeja el vuelo de una mariposa,
Sus labios sensuales son la entrada
De una cueva llena de tesoros;
Yo…solo soy el mendigo
Que busca en su cuerpo
El refugio de su vida.






 El viento

¿Acaso el viento existe porque sus sílabas nos tocan?
Sus palabras acarician nuestro subconsciente,
Su respiración canta al día, a la noche.
El viento es poesía
Porque su brisa juega con el hilo de la vida.
Si…la poesía existe.
Es eterna.


   La duda

Entre la flor dormida de mi infortunio
Yace despierta el alma de mi tristeza;
El yugo de cristal posee
Los lirios que me atan.
La premura del otoño
Acaricia el hastío.
¿Qué pasa entre la penumbra
De mis virtudes?
Palpo pero no toco,
Miro pero no observo,
Aspiro la rosa que mi olfato no siente,
El dulce de mi paladar me es simple
Y solo oigo el silencio.

       
   La muerte

Todas las cosas se mueven
En el itinerante mundo de las sombras.
Los parias deambulan por las calles,
Presagian un tormentoso fin de sus vidas
Marcadas por las manos toscas del destino.
El hombre opulento
Gasta el tiempo de la concordia
Y la discordia compra
Con la espada, que abrazada a sus manos,
Abre los caminos de la ignominia.
Han pasado siglos y milenios.
El mismo fin hemos tenido.
El sac-be nos muestra la luz brillante de la vida
Llenando nuestras copas
Del agridulce sabor de la victoria
Y el sabor agridulce de la derrota.
Nuestras conciencias luchan
Por el honor del claro azul-celeste
Y la ropa sucia, envejecida,
Se aferra como un vástago
Al calor de una piel que ya no existe.
El mismo fin…mismo destino;
La misma mujer que ataviada en su corpiño
Nos invita a gozar de los placeres
En un mundo del cual
Pobre o rico puedan decir:
Con sobresaltos construí mis días.



       
Nuestra  pasión

Deja que tus labios mencionen
Las palabras que fluyen de tu corazón
Y llena mi copa con el suave elixir
De tu alma encendida.
Acerca las velas,
Préndelas con el suave aroma
De tu perfume.
Deja que el mar embravecido
De nuestra tormenta
Golpee las rocas con fuerza desmedida;
Que los relámpagos de mi ceguera
Cubran el rayo que traspasa la alcoba.
Oye el canto de la luciérnaga
Cómo se posa
En el cristal empañado de la ventana
Y el eco de su luz
Que impregna los sentidos de mi alma.
Acerca tus manos a mi fuego,
Calienta tu cuerpo
En la hoguera de esta espada
Que muere por abrir
El camino de tu dulzura
Con el filo de sus mieles.



     El mundo que agoniza


He visto caer los muros de la fortaleza,
He tocado con mis manos sus ruinas;
En algo ayudé a la deshonra
De la casa que agoniza.
Solo nubarrones grises quedan
Del claro-azul que en otro tiempo
Jugaba con la brisa mañanera
De los días.
La destrucción total se avecina,
El gigante verdi azul se tambalea,
Los hijos del arroyo sucumben
Ante la desolación
De su antigua belleza.
Todo es nada…casi nada,
La penumbra de las manos asesinas
Manchan la savia elaborada
De la espiga erguida.
Los lirios tiemblan
Ante el frío del temor;
Las aves huyen del oxígeno que asfixia.
Todo es desolación…todo es nada.
He visto caer los muros de la fortaleza,
He tocado sus ruinas…
Porque en algo ayudé a la deshonra
De esta casa que agoniza.





 Sangre


¡Cuidado!
El vaso se rompe en mis manos
Y los cristales esparcidos
Juegan con el suelo.
No todos caen,
Algunos se aferran a mis carnes
Y un hilo escarlata se escapa
De mi piel marchita.
La madeja de hilo corre
Llevando entre sus brazos
La respiración contrita.
Un río subterráneo
Galopa entre mis venas.
El azul sonríe.
La muerte se postra en la cama
Enferma de la salud divina.
Se arrastra y bebe del suave elixir
Que como vino tinto
Se filtra entre sus huesos.
La muerte muere.
Gané la batalla.
Finalmente mi vida sigue su curso
En medio de un torrente
Que con sus dádivas respira,
Canta y llora.






La ambulancia

Es un monstruo.
Se oye en la lejanía,
Creo que vigila sus dominios;
Estará triste porque escucho sus lamentos.
Me da miedo.
Un temor que sobresalta mis carnes
Con el temblor del hueso.
Me cubro en el regazo de mi madre.
¡No! se oye más fuerte,
El corazón se comprime
Dentro de mi pecho infantil.
Está pasando cerca de la casa,
Todos salen
Menos yo que temblando lloro.
Al fin se aleja
Dejando un haz de luz intermitente
Y mi mundo se vuelve azul
Como esta pluma
Que a lo largo de los años escribe.





El ocaso brilla

Observa en la lejanía.
El ocaso brilla y la luna llega.
Antes, durante la mañana,
Los pétalos de las flores
Poco a poco abren sus brazos
Esperando el beso del rocío mañanero.
Toca el girasol en su corazón sensible,
Viaja con la prontitud del astro rey
A mediodía,
Paladín de mil batallas,
Semillas que cubren la faz de la tierra
Para que el llanto de la nube
Las consuele con sus lágrimas.
La tarde llega,
El sol muere en el ocaso;
Da lugar al disco de plata
Que con vestido radiante
Se mira en el espejo invernal de la laguna.
Esta tarde es bella.
Matices multicolores,
Girasol, sensible…
Así es la vida.
Fija tus luces encendidas,
Observa el firmamento
Que el ocaso brilla
Y la luna llega.
      



         Soneto a ella



¡Ah!, si tu mirar fuera eternamente
El rocío jugara con la brisa,
El aire dibujara una sonrisa
Sobre tu rostro de luz permanente.

Abre tu corazón ardientemente,
Déjame quererte, lento, sin prisa,
Como el ave desnuda la cornisa
Cuando sacia su deseo sutilmente.

Ven a mis brazos, flor que resplandece,
Inunda esta alcoba con tu perfume
Que tu faz el universo embellece.

Apaga la pasión que me consume,
Calla este corazón que te enaltece
Y que a diario de tenerte presume.




        Prueba de amor


Regálame la luna de tus ojos
Para guiar mis pasos en la arena
Que la noche aunque está calma y serena
No influye sobre todos mis antojos.

Regálame la miel de tus sonrojos
Para endulzar de luz la luna llena
Y así el pincel carnal de mi alma plena
Trace con un beso tus labios rojos.

Regálame el marfil de tu sonrisa
Ahora que el mar azul se encuentra quieto
Y el agua se confunde entre la brisa.

Entrégame el candor de tu secreto
Que ya mi corazón plasma, sin prisa,
La prueba de mi amor en un soneto.




              Tu sonrisa


Si pudiera surcar el ancho cielo
Y chocaran mis manos con la brisa
Buscaría, con el alma, tu sonrisa
Entre las nubes blancas con anhelo.

La guardaría mi corazón con celo
Para que vuelva a latir con más prisa
Y el marfil que brota en tu suave risa
Derrita mi alma entera como al hielo.

La línea de tus labios es la rosa
Que guarda en su perfume dulce aliento
Y solo se compara al de una diosa.

Para admirar tu faz es el momento
Y deleitarme aun en la más hermosa:
Tu sonrisa que surca el firmamento.





Arte y letra                                                         

Arte tera en el telar                                        
La letra late lateral                                          
Ratel aleta con letra                                        
Arte, letra, parietal.   




Carta y tarta

Carta terca con el turco
de tarta torta el retrato
trato tarta con el truco
Tratamos tartear el teatro.







**Tankas**


La brisa

Mira la brisa;
Su perfume en el viento
Nos reconforta.
Hace que el dìa llueva
Y la tierra respire.



Mis sueños

Vienen los sueños
Con equipaje a cuestas.
La vida misma.
Reconforta mis días
Con tu magna presencia.








Escribo en el silencio


Oye el silencio,
Acaricia la noche,
El viento silba.
Tu pensamiento brota;
Corrientes de palabras.


******


El  mar

El mar tranquilo, cara de la majestuosidad esbelta,
Llena de absoluta quietud en la soledad celeste;
Los niños nadan…
Peces de mil colores navegan con sus remos en el azul profundo.
Las olas rompen…
Al final el mar se aleja como mi nombre que termina en un relato.



La  lluvia

Lágrimas  asesinas.
El llanto del cielo es un rayo en la lujuria de mis laberintos;
¡Chocan!
El volcán se enciende entre los ríos que surcan mis temores.
¡Es el desastre!
Azotan las carnes del árbol cuyos brazos retuercen el viento;
Dolor atroz…
León que despierta y se precipita en la cascada de mis entrañas.
      

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